domingo, 28 de octubre de 2007

Escepticismo

Ilustración: West end blues. Teresa Moore.

En mi experiencia laboral de los últimos tres años si ha habido algo con lo que me ha tocado “luchar” es contra el escepticismo de la gente.
Debido a prejuicios culturales o sociales, siempre dije que yo era muy mala para vender, no como mi padre, que según dicen, era capaz de venderle hielo a los esquimales.
Con los años, prejuicios aparte, he descubierto que en lo que sí soy buena, y mucho, es en persuadir, que según se mire, es una forma de vender.
Hábil y todo, eso no quiere decir que aunque persuada sobre cosas en las que creo y que me apasionan –sí, mi trabajo me apasiona- eso no sea agotador. Lo es. Pero lo es porque en toda negociación la primera pared con la que te encuentras es el escepticismo.
Pero mi descubrimiento más reciente ha sido darme de frente con mi propio escepticismo. ¿Por qué me es tan fácil descreerle, aunque me mire de frente con esos ojos diáfanos y expresivos de una elocuencia irrefutable? Me doy de frente con mi propia pared.
Si pudiera inventarme un nuevo diccionario, le asignaría a escepticismo un nuevo antónimo: apuesta.
Apuesto. Pongo mi apuesta en la mesa, y no la retiro aún. Apuesto fuerte. A estas alturas, creo que sea cuando fuere que me retire, ya salgo ganando. Porque he aprendido que ganar va más allá de la fortuna o la buena suerte.
La fe, descubrirla o recuperarla, ya es una ganancia, aún a pesar de desencuentros, decepciones y otros demonios.

A mi amiga V, esa maravillosa ave fénix de ojos azules.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de leerte me ha sido inevitable buscar la definición del término que da nombre a tu post. Pensé que encontrando una aclaración en el diccionario que no se acogiese al momento de “escepticismo” que vivo (y que tú bien sabes) podría dejar de creer en él o al menos darle otra definición.
Lástima que la RAE lo único que ha hecho ha sido reafirmarme: Doctrina de ciertos filósofos antiguos y modernos, que consiste en afirmar que la verdad no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla.
Menos mal que existen personas como tú, que poco a poco, día a día, con tu ejemplo, con tu experiencia, con tus palabras, me ayudan a quitarme algunas de esas telarañas que ha tejido el maldito escepticismo.

Anónimo dijo...

Aunque tarde, tras saber de tu vuelta a éste, tu "mágico espacio", yo también me reincorporo, como "fan-lector", como participante aficionado y, sobre todo, como agradecido amigo...y, una vez más, no me defraudas con tus palabras llenas de vida, de emoción que contagia, que estremece...y, en esta ocasión, por la oportunidad coincidente de tu "conjuro verbal" con mi momento vital, que tú bien conoces, no puedo por menos que estarte doblemente agradecido, por, entre otras muchas cosas y, como bien dice nuestr@ anónim@ amig@ más arriba: "por quitarme algunas de esas telarañas que ha tejido el maldito escepticismo". Así que solo te diré, una vez más: Gracias, gracias, mil gracias.