lunes, 5 de marzo de 2007

Eclipse

Ilustración: Luna en eclipse vista desde Roma. AFP.

En astrología, relacionan la luna a la madre.

A mi me cuesta escribir desde la felicidad. Lo advertía al principio de estas letras, de allí los silencios. Pero apenas asoma el dolor, las palabras impresas brotan tan ágiles como urgentes.
Entre los huesos de su pierna izquierda ya no hay cartílago. Solo hueso contra hueso. Sólo dolor. Intenso, inevitable. Dolor.
Por eso ya la rodilla no puede. De allí que la fuerza la aguante el pie. Pero éste tampoco puede ya, aunque haya que seguir. Osteoartrosis galopante. Dolor.
Mientras la enfermedad avanza cada vez más vertiginosa, ella ralentiza su paso.
El bastón da paso a una muleta. La alegría da paso a la impotencia. Y aquí en Madrid, no hay enhorabuenas, ni felicitaciones ni ascensos que paguen el dolor que siente mi madre a cada paso. A cada paso.
Mi madre a sus 31 años tomaba leche en polvo completa con el café que tomaba en las mañanas antes de ir a la fábrica donde trabajaba como secretaria, en esa ciudad a 900 km de distancia de su Maracaibo familiar donde decidió ir a buscarse la vida.
Yo, a mis 31 años, tomo leche semidesnatada con calcio mientras desayuno frente a mi ordenador a 6.000 km de mi Maracaibo natal, en esta ciudad donde vine a estudiar y decidí quedarme a buscarme la vida… y donde la encontré.
En esta ciudad donde esta misma noche he visto un eclipse. La luna desapareció por un rato. Y volvió a salir.

1 comentario:

Liliana dijo...

es cierto q es más fácil escribir en el dolor. la vida siempre tiene dolamas pero al final encontramos la vida misma.
me ha gustado mucho el post, como de costumbre.
saludos!