Ilustración. Recién llegado. Nicoletta Tomas.
En la noche del 11 de enero de 2007.
La distancia da pocas treguas, mi querida F. Mañana nace Javier y yo no estaré allí, para verlo. Pero esta noche, en la víspera soñaré contigo, soñaré con él, soñaré con ustedes, y seguro me saldrá una historia, un cuento, y lo escribiré, que es mi forma de parir.
Sé que todo el mundo te dice hoy que estés tranquila, y más segura estoy de que lo intentas. Pero debo confesarte que yo no lo estoy. Siento el pulso en mis muñecas mientras te veo en la pantalla de mi ordenador. Y me adelanto, como muchas veces me adelanto.
Mañana, en esos momentos cuando el pecho se te haga pequeño entre emoción y emoción, y yo no esté físicamente allí para tomarte la mano izquierda –porque en la derecha seguro estará A, lo cual sería igual una ventaja pues lo apretarías más fuerte a él que a mi- que sepas que desde mi tarde o mi noche en Madrid miro al viento enviándote con él mi mirada serena y el regocijo compartido y -como evitarlo- necesario y urgente, porque mañana, si mañana, oirás llorar a Javier, como quien oye el primer sonido del mundo, y entonces se rinde a la certidumbre de que se puede ser feliz, aunque no se sepa bien cómo.
Ya que las distancias me lo impiden, con algo he de tocarte para poder abrazarte. Así que para eso que me sirvan esta noche las palabras y la forma que se me antoja de acomodarlas.
Y robándole una cita a Juan Gelman le pido a la distancia lo propio en esta víspera: “Como el pan a la boca, como el agua a la tierra, ojalá yo te sirva para algo”.
La distancia da pocas treguas, mi querida F. Mañana nace Javier y yo no estaré allí, para verlo. Pero esta noche, en la víspera soñaré contigo, soñaré con él, soñaré con ustedes, y seguro me saldrá una historia, un cuento, y lo escribiré, que es mi forma de parir.
Sé que todo el mundo te dice hoy que estés tranquila, y más segura estoy de que lo intentas. Pero debo confesarte que yo no lo estoy. Siento el pulso en mis muñecas mientras te veo en la pantalla de mi ordenador. Y me adelanto, como muchas veces me adelanto.
Mañana, en esos momentos cuando el pecho se te haga pequeño entre emoción y emoción, y yo no esté físicamente allí para tomarte la mano izquierda –porque en la derecha seguro estará A, lo cual sería igual una ventaja pues lo apretarías más fuerte a él que a mi- que sepas que desde mi tarde o mi noche en Madrid miro al viento enviándote con él mi mirada serena y el regocijo compartido y -como evitarlo- necesario y urgente, porque mañana, si mañana, oirás llorar a Javier, como quien oye el primer sonido del mundo, y entonces se rinde a la certidumbre de que se puede ser feliz, aunque no se sepa bien cómo.
Ya que las distancias me lo impiden, con algo he de tocarte para poder abrazarte. Así que para eso que me sirvan esta noche las palabras y la forma que se me antoja de acomodarlas.
Y robándole una cita a Juan Gelman le pido a la distancia lo propio en esta víspera: “Como el pan a la boca, como el agua a la tierra, ojalá yo te sirva para algo”.
Sólo pido eso. Una tregua.
6 comentarios:
Felicidades!!!
Mi más sincera enhorabuena. Espero poder dártela pronto en persona. Esta vez creo que también debería dársela a todos tus "lectores-adictos" que, como yo, estábamos ya ávidos de disfrutar de tu nuevo "conjuro" y, una vez más, no nos has defraudado.
Me quedo con esa finísima y bella descripción de ciertos momentos de felicidad:"mañana oirás llorar a Javier, como quien oye el primer sonido del mundo, y entonces se rinde a la certidumbre de que se puede ser feliz, aunque no se sepa bien cómo".
Ah! No sé si te dije cuando tuve el privilegio de oirla de tus labios: la cita de Juan Gelman: Preciosa.
Otra vez, mil gracias.
Por cierto, espero poder contribuir un poquito a esa "tregua".
Me sumo en felicitaciones para F, como sueles resumir tu su nombre. Me sumo también, para acompañarte en la tregua, aunque el tiempo nos ganas la "partida".
edwinvento
Yo también dentro de poco oiré llorar a mi hijo y estoy lejos de los mios. Gracias por tus palabras... aún no puedo dejar de llorar......
Yo también oiré llorar a mi hijo por primera vez en breve ...lejos de los mios... gracias por tus palabras...aún estoy llorando...
Enhorabuena anónimo. Lo dicho, la distancia da treguas, que te lo digo yo. Un abrazo quien quiera que seas.
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