Una vez vi esta película y me pareció de una clarividencia simple pero meridiana. Me hizo entender, como otras tantas vivencias, que aunque no queramos optar, cada acción y actitud nuestra es una elección, con consecuencias. Que incluso hasta no hacer nada, o hasta hacer silencio es una opción. Y cada opción deviene, tarde o temprano en una decisión, propia o ajena.
No vale arrepentirse, entonces, de lo pasado, sólo nos queda ser consecuentes con el presente. Siempre podremos, si nos damos cuenta a tiempo y nos acompaña la voluntad, rectificar en cada futuro.
Con un poco de suerte, the sliding doors may open again.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario