lunes, 16 de octubre de 2006

Magia

Ilustración: Aviso de La Fonda.

Si pudiera describirse la magia, seguro sería lo más parecido a lo que había esa noche en esa mesa de siete. En el barrio Gótico de esa ciudad mediterránea que nos recibe como si nos conociera de siempre nos juntamos a celebrar, sólo como pretexto.
Platos que iban y venían en manos como pájaros, el ruido de tenedores y conversaciones gentiles, el tintineo de las copas al brindar, las risas y las miradas eran sólo la comparsa de ese halo que nos envolvía a todos y que no supimos definir.
Sincronías le llaman a esas casualidades que terminan no siendo tales y que nos hacen coincidir con sentido –que nos espolea en lo más íntimo- pero sin explicación, con ciertas personas, en ciertos lugares, durante ciertos momentos. Momentos que a veces se prolongan en un siempre.
Supongo que la magia es esa oportunidad de maravillarnos de esas sincronías, en su aquí y en su ahora. Y en su siempre.
Barcelona siempre es generosa con nosotros. Nos ha enseñado una vez más la magia.

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