jueves, 7 de septiembre de 2006

Previsiones

Ilustración: Luna de Maracaibo.

Es raro. Es una sensación sin duda rara regresar a un sitio que durante tantos años fue tuyo, fue tu cotidianidad, y ahora es tus vacaciones. Llegas al lugar de siempre, con la familia de siempre, los amigos de siempre, donde todos más o menos suelen hacer lo de siempre. Pero tu siempre ya no está allí. Estás allí “por ahora y mientras tanto”.
Hice ese camino de vuelta a Maracaibo y ya antes de partir sentía la agitación de los afectos que de nuevo se volvieron abrazos y aromas. Se me alborotaron las nostalgias y se convirtieron en expectativa. Y aunque un gran amigo me dijo alguna vez que el cuerpo viaja más rápido que el espíritu, experimenté el efecto contrario y casi me sentía llegando por adelantado a esa tierra del sol amada, llamada así por que el sol nos abrasa como si nos alumbrara sólo a nosotros. Me sentí llegando a esa ciudad donde incluso en las noches de enero, cuando más "fresquillo" hace con el viento de mar que nos traen las noches, hasta la luna se vuelve amarilla, como si le espolvorearan canela.
Y me emocioné sólo de saborear lo que llegaba, aún sin despegar.
La ilusión debe ser eso: vivir por anticipado.

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