Ilustración: Todavía te busco y no te encuentro Detalle XX. Javier Azcurdia.
Una vez escuché en una película –cuyo nombre lamentablemente se escapa a mi memoria- que las mujeres somos como la fruta: hay que tocarlas para que exhalen sus mejores aromas.
Me gustaría saber de alquimia para entender mejor este fenómeno, porque doy fe, por experiencia propia y ajena, que la piel responde al tacto con mucho más que estremecimientos y vellos de punta.
Como le sucedió a la hermana pelirroja y revolucionaria de Tita, la protagonista de “Como agua para chocolate” (Gertrudis), que era capaz de evaporar el agua cuando ésta tocaba su piel, exuberante e implacablemente erótica. El vaho de esta evaporación llegó hasta los sentidos de aquél hombre que, con el mismo arrojo que luchaba su revolución, la llevo consigo sin pedir más permiso que el que le daba el aroma de su cuerpo implacable.
Ese olor ha debido ser feroz, voraz, como la pasión.
¿Cómo es el olor de la pasión?
Turbio? Ligero? Denso? Suave? Penetrante? Diluido? Cautivador? Piadoso? Embriagador? Liberador?...
Agridulce? Cítrico? Salado? Frutal? Floral? Dulce? Animal?
A vainilla? A azafrán? A pimienta? A canela?
Según Heródoto, la canela crecía en lugares inaccesibles y protegidos por seres alados más o menos fantásticos. En mi caso esos seres deben ser las palabras. Porque soy capaz de hacer lo mismo que hacia la hermana pelirroja y revolucionaria de Tita… en lugar del agua con las palabras.
Hay quien dice que el olfato nunca falla.
2 comentarios:
Ese libro me encantó, genial...te recomiendo un cuentito: "Marina y sus olores" de Mayra Santos Febles, ojalá lo encuentres.
Saludos!
Gracias Lil, buscaré el libro.
Publicar un comentario