Ilustración: Restos de Mantua. Reuters.
Mi madre siempre ha dicho que para estar guindando es mejor caer. Siempre lo he creído. Pero hoy quería darme una licencia. Hoy no me apetecía.
Lo sé. Sé que no hay cosa más cierta que “de la nada vienen, y a la nada regresan”. Pero hoy lo que me provoca náuseas es la contundencia con que la sinceridad de sus gestos y palabras me hacen evidente la vacuidad de las personas en general, y de estos casos, en particular, por muy cortés que sea.
Náuseas. Vértigo.
A mí, que me consuelan tanto las preguntas hoy como otras veces quedan díscolas y absurdas. Ni siquiera merece la pena cuestionarse los criterios de la gente para valerse de atajos tan inhumanos en búsquedas que contradictoriamente suponen tanta humanidad. Y teniendo cinco, uno les es suficiente, y con ello se conforman. Hoy se me ocurre que el conformismo en estos casos en demasiado parecido a la mezquindad.
De allí que ahora me asome y lo que haya sea una gran nada. Nada que merezca la pena.
Y yo que quería volar. El caso es hoy no era un buen día para asomarme al vacío.
1 comentario:
Tú estás llena de cosas. Todas ellas grandes, plenas, generosas. El vacío te coquetea por eso, para que lo llenes un poco, no para que caigas en él.
Yo sé desde hace mucho que te mereces lo mejor. Me alegro de que tú te vayas dando cuenta.
No tenemos tiempo que perder. Hay muchas pelis, mucha poesía, mucha música, mucho amor y mucha sabiduría desperdigados por el mundo. Aprovechemos la no-mezquindad y la no-vacuidad para pescar lo que podamos.
Un abrazo de oso.
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