jueves, 22 de junio de 2006

Intersecciones

Ilustración: Mädchen (Dos niños). Egon Schiele.

Hace algún tiempo ya había hablado con mi amigo O –el del chiste de “ver a una familia japonesa comiendo plátano frito con palitos chinos no tiene precio”- sobre el tema de las intersecciones. Él, que estudiaba eso tan avanzado en el mundo digital y de lo que todavía no termino de enterarme, me hablaba de que el mundo de ahora sólo sobreviviría mientras las personas propiciáramos cada vez más intersecciones. Es decir, que nos encontráramos, y en medio de nuestras inherentes diferencias buscáramos ese punto para coincidir, aunar habilidades y crear. Los resultados serian productos de mixturas únicas.
Con vehemencia –palabra que no le pega mucho el apacible O así que mejor debería decir entusiasmo- zarandeaba entre sus argumentos la ruptura de paradigmas tan universales como el de la supervivencia del más apto de Darwin. Me informaba –cosa que agradezco- que los nuevos postulados que ya circulaban por la red defendían que las especies que sobrevivirían no serían las más aptas individualmente hablando, sino las más simbióticas, las más dispuestas a la colaboración, a la combinación ganar-ganar.
J no se parece en nada a O. Pero también me habló de intersecciones. En una tarde perfecta, yo de domingo pero sin melancolía, con rizos y sonriente, estuvimos perdidos ambos en el anonimato de ese parque lleno de gente a quien observar. Y allí, en un banco frente a un sol que parecía rebelde a ocultarse J me habló en plata de las intersecciones.
“A veces conocemos a personas por dos horas, por dos minutos. Podemos llegar incluso a quererlas durante esas dos horas, durante esos dos minutos. Al despedirnos nos intercambiamos algún número o dirección con la vaga esperanza de volvernos a hablar, pero la mayoría de las veces sabemos que no nos volveremos a ver. Aún así sabemos que sólo por encontrarnos esas dos horas, esos dos minutos, ha valido la pena cruzarnos en el camino”.
O, que es maracucho, ha vivido en Italia, Dinamarca, Japón y ahora en Silicon Valley, un país dentro de otro país. J es y vive en Madrid pero ha recorrido bastante mundo como para poder hablar de las calles y las gentes de Nepal, la India, Venezuela, Colombia, México y unos cuantos sitios más que seguro se me escapan, hasta que finalmente, como él dice, termine en el mar.
No sé si volveré a verlos, quiero confiar en que sí. Pero cada hora, cada minuto, cada letra que nos hemos obsequiado me hacen aumentar el radio de mi espiral.
Al despedirnos ese día, la mirada de J se quedó en mi memoria. Olvidé preguntarle si mientras me esperaba había encendido el fuego ritual a Osiris como mencionó horas antes al teléfono, o si eso también había sido producto de su duermevela.
Me marché andando –con mis rizos y mi sonrisa- con una barquilla de dulce de leche en la mano, y seguí observando la gente que paseaba, coincidiendo y no, cruzándose y no, esa perfecta tarde de domingo.

5 comentarios:

Busaquita dijo...

En algún momento de mi vida, muy, muy lejano, también me encontré con O. También tuvimos nuestra intersección, así como la he tenido contigo y con tantos otros. Los de esa época reaparecen y es increíble ver cómo tantos años de intersecciones por el mundo, nos han hecho tan diferentes y tan los mismos...

Anónimo dijo...

Una vez más, disfruto, pienso y escribo (quizá también en espiral, sin fin...) gracias a tu texto, a "Intersecciones", que además, como bien sabes, es uno de los temas que tanto has ayudado a recuperar del fondo de mis inquietudes "temporalmente alejadas". Y, por supuesto, tengo que decir que estoy totalmente de acuerdo con tu amigo O, es más, me parece una hipótesis brillantísima y, por tanto, acertada, la de que las "especies" (aunque yo, si nos referimos a la humanidad, prefiero hablar de "grupos sociales", "pueblos") que sobrevivirán serán las más "simbióticas" y que la humanidad sobrevivirá en la medida en que sepamos encontrar las intersecciones, "los puntos para coincidir, aunar habilidades y crear". Además, creo que es toda una clave para los retos de convivencia que, ahora mismo, la realidad, nos está poniendo ante las narices, sobre todo a muchos "españolitos" que no estábamos tan acostumbrados a la mezcla (solo en la teoría...pero la realidad, como siempre, es otra cosa...).
Y...por supuesto...me permito, ojalá lea estas líneas, felicitar también a tu amigo J por la reflexión sobre esos "encuentros fugaces" que tanto nos aportan, que tanto nos transmiten...me gusta pensar que eso es un claro ejemplo de ese término tan usado últimamente: "sinergia" humana: esa coincidencia en la que, por obra y gracia del Destino (Dios, Fortuna, llamadlo como queráis...), dos personas que tienen mucho que aportarse, se cruzan y sus energías, aunque en poco tiempo, producen algo nuevo, distinto, tremendamente positivo, que repercute no solo en ellos mismos sino en toda la naturaleza...y aunque no se vuelva a producir, ha merecido la pena, claro que sí.
Trataré de llevar ambas reflexiones a mi vida diaria...hay mucha "positividad" y crecimiento en ellas. Mil Gracias, en esta ocasión, a los tres.

Anónimo dijo...

Si lo pensamos detenidamente, la mayor parte de nuestras experiencias se construye a base de esas intersecciones, que a su vez, en su mayoría son parte de la casualidad. Uno tiene propósitos (estudiar tal o cual cosa, visitar tal o cual sitio)pero mientras intentamos alcanzar esos objetivos, se nos cruzan por el camino otros "motivos" que terminan por desvirtuar lo deseado inicialmente y felízmente terminamos haciendo otras cosas diferentes a las planeadas.

Con olor a canela dijo...

Al usuario anónimo del comentario anterior:
Suscribo totalmente lo que dices : "felízmente terminamos haciendo otras cosas diferentes a las planeadas".

Anónimo dijo...

TAN SOLO PREGUNTO: ¿LAS INTERSECCIONES, EN UN ESPIRAL, CUANTAN VECES SE REPITEN CON UN MISMO CUERPO EN MOVIMIENTO? SI LA REPUESTA TIENDE A "N", NO ESTARÍAMOS "FELIZMENTE TERMINANDO DE HACER COSAS DIFERENTES A LAS PLANTEADAS, TODO EL TIEMPO? SI LA RESPUESTA ES "LÍMITADA", QUE LEY DE LA GEOMETRÍA INTERNA PERMITE EL ALEJAMIENTO DEL OTRO CUERPO?
PARA MI, LAS INTERSECCIONES NO SON (QUIZÁS DEBERÍA DECIR: NECESARIAMENTE) SINERGICAS, Y VICEVERSA.