
Te delataron mis sueños. Será por eso que me lo dijiste tú antes que nadie, sin necesidad de cables ni wi-fi, a través de mis sueños, en una suerte de anunciación virginal –sin virgen a estas alturas del partido, todo hay que decirlo- postmodernista tirando a sociedad de la información.
Detrás de esa mirada azul en la que siempre busco perderme, y desde luego encontrarme, reencontrarme y una vez más reconocerme, pude ver unos ojitos nuevos, pequeñitos, curiosos, que en unos meses verán el mundo, nuestro mundo, ese que compartimos desde hace más de 20 años.
Descubrirán poco a poco la vida, nuestras vidas, esa que me regaló el sortilegio de conocerte, y una vez puesta quererte, amarte tan profundamente como tu mirada azul.
La mía, mi mirada, anoche lloraba, lloraba porque la dicha no me cabe en el cuerpo y como me suele suceder con las emociones trasatlánticas, me desborda y un aguacero me inunda los ojos, que hoy más nunca quisieran mirarte, y abrazarte, cobijarte y compartir esa indescriptible gracia de tu inminente maternidad.
Eres mi mejor amiga, eso ya lo sabes, y nunca, a pesar de los desencuentros, las distancias y los silencios he podido quitarte el cartelito. Cómo hacerlo cuando mi memoria rehace una y otra vez nuestras confidencias interminables, las risas absolutas, las lágrimas temporales y definitivas, pero sobre todo esa sensación de seguro refugio que siempre me has inspirado. Yo con mis chistes malos, mis anécdotas imposibles, mis disertaciones infumables y mi melena de rizos estoy segura que siempre he alegrado tu imperturbable serenidad, te ha delatado la sonrisa de tus ojos.
Has tenido la generosidad de regalarme un padre, una madre, y ahora un(@) hermos@ sobrin@ que se reirá con la mirada –como tú- y con aspaviento –como A- cuando también yo lo duerma recitándole historias increíbles de uno y otro lado del Atlántico.
Puedo sentirte, querida F, sentirlos. Siento las dudas que te asaltan, ese limbo en la boca del estómago que percibes apenas te levantas y la ilusión de saber cómo será su rostro, sus manitos, sobre todo cuando vas a acostarte. Es la unica explicación que le encuentro para alguien que nunca ha pasado por eso. Y no puedo esperar tampoco a conocerl@, aunque quizás también en esto nos pueda la curiosidad. Por eso me iré a la cama pronto de ahora en adelante. Quizás también l@ conozca antes y nuestra primera cita no sea en Maracaibo… sino en mis sueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario